Porque aquella persona ya habla sido suficiente para herir a Sofía.
Si se mencionara en ese momento, solo causará más dolor a Sofía.
Natasha se llevaba muy bien con Gabriela; en poco tiempo, las dos jóvenes se hicieron amigas. Aunque Gabriela era dos años menor que Natasha, no sintió ninguna distancia entre ellas.
Charlaban con tanta afinidad que parecía que se lamentaban por no haberse conocido antes.
Al principio, Natasha estaba algo insegura; en su mente, las chicas bonitas siempre eran inalcanzables. Como Yolanda.
Yolanda era atractiva y tenía buenas notas, así que nunca la había mirado de frente.
Después, Natasha no pasó el examen de ingreso a la secundaria y, al terminar la escuela media, comenzó a trabajar.
Yolanda la despreciaba aún más.
En secretas y en público, Yolanda se había burlado de Natasha innumerables veces.
Se mofaba de que Natasha era una analfabeta que nunca podía presentarse en sociedad y que siempre seria pobre.
Natasha, enlazando el brazo de Gabriela, dijo: “Pensé que las chicas guapas como ustedes no eran fáciles de tratar. ¡Pero contigo, Gabi, es diferente!”
Gabriela respondió: “Hermana Tasha, tú también eres muy bonita.” Y no era un simple cumplido; Natasha era realmente atractiva.
Natasha, un poco avergonzada, replicó: “¿Qué dices? Pero en serio, Gabi, eres diferente de lo que imaginaba, y no eres como Yolanda. Ella era tan distante antes, que ni siquiera me atrevia a hablarle…”
Gabriela se tocó la barbilla y dijo muy seriamente: “Quizás es distante porque… no es tan guapa como yo.”
Si alguien más hubiera dicho algo tan vanidoso, quizás seria desagradable para otros.
Pero cuando Gabriela lo decía, no solo no era desagradable, sino que parecía completamente razonable, como si eso debiera ser así.
Natasha no podía contener su alegría, ¡qué tesoro tan increíble había encontrado!
“Hermana Tasha, ¿tienes WhatsApp? Agreguémonos.”
Natasha sacó su teléfono y dijo. “Claro.”
Luego, se agregaron en WhatsApp.
Luego, Natasha dijo: “Gabi, ¿por qué no tienes nada en tu perfil?”
Gabriela respondió: “Es una cuenta nueva que acabo de abrir.”
Natasha cambió su teléfono al modo selfie. “¿Nos tomamos una selfie?”
“Por supuesto.” Gabriela la abrazó por los hombros.
Con un clic, tomaron una foto juntas.
“Hermana Tasha, mándame la foto que acabamos de tomar, voy a publicarla en mi perfil.”
“Ya mismo.” Natasha le envió la selfie a Gabriela inmediatamente.
Después, dijo: “Yo también voy a publicarla.” Tener una amiga tan guapa como Gabriela era algo para presumir.
En la sala de estar.
Fernanda estaba muy contenta de que Sofía reconociera a su propia hija, “Sofi, se nota que Gabi es una chica muy sensata, no es como Yolanda. Parece que tus días de sufrimiento están llegando a su fin.”
Se puede juzgar el carácter de una persona por su comportamiento. Yolanda siempre había mirado a la gente por encima del hombro, como si nadie estuviera a su nivel.
Pero Gabriela era diferente, no habia ni rastro de arrogancia en ella.
Fernanda tenia una muy buena primera impresión de Gabriela.
Sofía sonrió y dijo: “Gabi es una buena chica, pudimos mudarnos del sótano gracias a ella.”
Fernanda le dio unas palmaditas en la mano a Sofía y dijo con seriedad: “Sofi, la vida de una mujer soltera es difícil, no seas terca, busca a alguien con quien compartir la vida, así también podrás relajarte un poco.”
Sofía negó con la cabeza diciendo, “Estoy bien asi.”
Había vivido una historia que le habia marcado profundamente
Sofia habia decidido que no volvería a confiar en el amor.
En su momento, ella y él habían prometido amor eterno frente al vasto mar y los inquebrantables
montes.
¿Y qué había obtenido al final?
Tan solo engaños…
Fernanda suspiró profundamente y dijo, “Sofi, ¿realmente vale la pena sufrir tanto por un hombre así?”