Linda recorrió la tienda con Gabriela, el local no era muy grande, con la cocina incluida apenas alcanzaba los noventa metros cuadrados y estaba amueblado con más de veinte mesas.
Linda explicó: “Ahora mismo no estamos muy ocupados, pero desde que abrimos siempre tenemos clientes. Gabi tendrás que hacer muchas tareas diferentes, y no te me vas a quejar de cansancio, ¿eh?” “Entendido,” respondió Gabriela con un asentimiento.
Luego, Linda la llevó junto a una mujer de mediana edad y dijo, “Hermana Solares, ella es la hija de Sofia, Gabi. A partir de hoy va a trabajar aquí por un mes en lugar de Sofia, le podrias indicar qué debe tener en cuenta.”
La hermana Solares tenia el cabello teñido de rubio y llevaba un anillo de oro brillante en el dedo anular, además de una gruesa pulsera de oro en la muñeca. Al ver a Gabriela exclamó sorprendida: “¡Vayal No me imaginaba que Sofia tuviera una hija tan hermosa y resplandeciente.”
Aunque Sofia llevaba más de dos años trabajando en ese restaurante de barbacoa, era de pocas palabras y rara vez charlaba con los demás, por lo que casi nadie conocia su situación personal.
Despues de hablar un poco más, Linda se dirigió hacia el interior del local, una vez en el bar, se tomó un vaso de agua mientras le decía a su hijo, “Jorge, tienes que estudiar mucho y esforzarte por entrar en una buena universidad el próximo año. ¡Hazme sentir orgullosa! No seas como esa muchacha, que a su corta edad ya tiene que trabajar y no muestra ninguna ambición.”
El hijo de Linda, Jorge, era el único en la familia y por eso era muy consentido.
Tenia dieciocho años.
Después de las vacaciones de verano, iba a entrar al último año de secundaria, un momento decisivo y el más importante en la vida de una persona.
“Claro, mama,” asintió Jorge, “ya lo sé.” Sus calificaciones en clase eran buenas, por lo que ingresar a una buena universidad no sería un problema; con un poco más de esfuerzo, incluso podria aspirar a las más prestigiosas.
Linda estaba muy contenta y le dijo, “¡Eso es, mi hijo es increíble! Si te cansas de escribir, descansa un poco. Hay sandia en el refrigerador, voy a cortarte un poco,”
“Está bien,” Respondió Jorge.
Linda adoraba a su hijo y mientras cortaba la sandía, se tomó el tiempo de retirar cuidadosamente
todas las semillas.
La noche caía y poco a poco llegaban más clientes al restaurante de barbacoa.
Gabriela no se quejaba y hacia su trabajo con diligencia, ya fuera limpiar las mesas o barrer el suelo, desempeñándose con una eficacia que no dejaba lugar a críticas.
La hermana Solares dio un codazo a Linda y comentó, “Mira a esa Gabi, ¿no es bastante competente? ¡Realmente me sorprende!”
Viendo lo hermosa que era Gabriela, Hermana Solares pensó inicialmente que solo venia a hacerse la interesante, pero resultó que la joven era muy hábil y eficiente en su trabajo.
Linda respondió de forma despreocupada, “Los hijos de las familias pobres tienen que hacerse cargo de las cosas desde temprano. Cuando yo tenía su edad, también hacia de todo, jincluso cuidaba el
ganado!”
“Pero los tiempos han cambiado, ¿qué niña de hoy no es criada entre algodones?” agregó la hermana Solares.
Linda asintió y dijo, “Es cierto, pero de qué sirve ser trabajadora si no tienes educación. Tan bonita y tan Joven y ya dejó la escuela para meterse en la vida laboral, ¿qué futuro puede esperar?”
Aunque Gabriela estaba reemplazando a Sofía en el trabajo,
en opinión de Linda, las chicas bonitas como ella probablemente ponían todo su interés en el amor juvenil en lugar de en los estudios.
Especialmente alguien como Gabriela, que era tan hermosa, seguramente ya tendría varios novios y no seria nada inocente.
Continuó diciendo la hermana Solares, “Siempre se dice que las chicas tienen ‘destino de semilla de col“, que no importa si no tienen educación, con tal de que encuentren a un hombre de buena posición y se casen. Con lo hermosa que es Gabi, seguro que encontrará una buena familia y será una dama de la alta sociedad.”