Que pena que Yolanda no fuera una buena hija
No solo vendia su sangre, sino que Yolanda había hecho un montón de cosas egoistas.
Hace proo, hasta habia sugerido que Sofia vendiera un riñon para comprar una casa.
Si no hubiera sido porque la familia Muñoz apareció de la nada. Sofia casi lo hace….
Después, Yolanda se paso de la raya.
Iba por alli diciendo que Sofia era una amante que nadie debía ver y distorsionaba la verdad, alegando que Sofia habia cambiado a los hijos…. sin tener en cuenta todo lo que Sofia habia hecho por ella durante años.
Sergio no entendia como ella, siendo tan buena, había criado una hija tan egoista como Yolanda, hasta que la familia Muñoz apareció y todo cobro sentido.
Resulta que Yolanda no era su hija biológica.
El error al cambiar a las niñas fue un golpe durisimo para Sofia, nunca imaginó que la hija a la que había criado no era suya.
La hija adoptiva la rechazaba y su verdadera hija tampoco la queria… incluso se negaba a reconocerla.
Sofia sentia que todos sus años de sacrificio habían sido una burla, y hasta pensó en suicidarse, pero por suerte Gabriela regresó.
Gabriela, agachada escribiendo una receta, y dijo: “Mamá, después te acompaño a renunciar al trabajo en el local de parrillada.”
Sofia trabajaba en una parrillada para ganarse la vida.
“¿Renunciar?” Sofia se sorprendió: “¡Pero como voy a hacer eso!”
El sueldo del establecimiento de la parrillada no era mucho, pero al menos ayudaba con los gastos.
Si dejaba el trabajo, ¿de qué iban a vivir?
Gabriela terminó la receta, dejó el boligrafo y dijo: “Mamá, realmente no puedes seguir trabajando con este estado de salud. Las consecuencias pueden ser terribles, hasta podrían amenazar tu vida.”
Al oír eso, Sergio se asustó y rápido dijo: “¡Hermana, hazle caso a Gabi! Nada es más importante que la
salud.”
Gabriela había diagnosticado enseguida que Sofía había vendido su sangre antes, así que Sergio confiaba plenamente en su criterio médico.
“Ustedes exageran, siempre he estado de esa manera, ¿qué me va a pasar?” Sofía restaba importancia.
Gabriela continuo: “Mamá, si te preocupa el dinero para renunciar, no te angusties. Ayer le pedi prestado a un compañero diez mil para invertir en fondos y finanzas personales.”
En realidad, ella había ganado ese dinero, no había pedido nada prestado. Decía eso porque Sofía no aprobaba el juego de azar.
Sergio sacó todo el dinero de su billetera y dijo: “Hermana, esto es lo que gane ayer entre sueldo y bono.
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De ahora en adelante, te estaré entregando mi salario completo para que lo manejes.”
“No puedo aceptar tu dinero,” rechazó Sofía.
Sergio insistió: “Hermana, sornos familia, no hay de tuyo o mio, quiero que estés bien.”
Sofia sonrió: “En realidad estoy bien.”
Era hermana y era madre.
Sofía no podía quedarse sin hacer nada, viviendo despreocupada en casa mientras se recuperaba.
Gabriela la miraba fijamente: “Mamá, apenas nos hemos reencontrado y no quiero perder a mi madre. por dinero. Mejor un dolor breve que uno largo, si insistes en trabajar, me voy de esta casa y como si nunca hubieras sido mi madre, para no sufrir después.”
Dicho esto, Gabriela se dio la vuelta para irse, sin dudarlo.
“Sobrina Gabi, no te vayas!” Sergio la detuvo de inmediato, y se volvió hacia Sofia, “¡Hermana, di algo!”
Sofia vaciló y luego dijo: “Gabi, te prometo que… renuncio.”
“De acuerdo.” Gabriela sonrió levemente y tomó la mano de Sofía, “Entonces vámonos, mamá.”
Las dos mujeres atravesaron el largo pasillo del sótano. Sofía siempre había sido muy sociable, por lo que mucha gente de su comunidad la saludaban, “¿Sofía, vas a salir?”
Sofía le fue presentando la gente a Gabriela, “Gabi, ella es la Señora Fité, y esta es la tía Solares.”
Gabriela saludó a todos con mucha educación.
“Oye Sofía, ¿esta chica es tu sobrina?”
Sofía, con una sonrisa, respondió: “Hermana Solares, ella es mi hija Gabriela.”
“Vaya! ¡Es realmente atractiva! Sofía, vas a tener mucha suerte con esta niña.”
Después de que se alejaron, se escucharon murmullos a sus espaldas.