Gabriela miró a Sofía y le dijo, “Mamá, he vuelto.”
“¿Cómo, cómo me llamaste?” Sofia sintió un ardor en los ojos.
Justo ayer, Sofia había ido a buscar a Gabriela, pero Gabriela no la había reconocido. No solo eso, sino que también ia habla humillado duramente, diciéndole que no quería tener una madre tan vergonzosa
como ella.
Sofía se sintió destrozada, pero no podía hacer nada al respecto.
Gabriela no quería reconocerla, y la familia Muñoz estaba dispuesta a seguir cuidándola, asi que Sofía tuvo que renunciar a su hija.
Pero nunca se imaginó que, apenas un día después, ¡Gabriela volvería y la llamaría mamá por su propia voluntad!
¿Acaso estaba soñando?
Sofia también tenía su historia.
Cuando era joven y por amor, se quedó embarazada de gemelos a los diecinueve años.
Aunque eran gemelos, durante el parto le informaron que uno de los bebés estaba muerto.
Después de que nació su hija, su antiguo amante, que una vez estuvo enamorado de ella, desapareció sin dejar rastro. Y así fue durante dieciocho largos años.
-Fue solo después de ir a la comisaria que Sofía se enteró de la verdad.
Todo sobre su amante era falso.
Tanto la dirección de su casa como su nombre…
Era un estafador.
Un estafador del amor con palabras dulces.
En aquella época, para una joven de diecinueve años, tener un hijo fuera del matrimonio era algo muy vergonzoso. Así que después del nacimiento de su hija, los padres de Sofia querian deshacerse del bebé y le encontraron un marido a Sofia.
Pero ella no quería abandonar a su hija y, a pesar de la oposición de sus padres, se llevó a la niña y se mudó lejos de esa casa.
A lo largo de los años, Sofía trabajó en empleos temporales mientras criaba a su hija.
La vida de una madre soltera nunca fue fácil, pero ella nunca abandonó a su hija ni se volvió a casar.
Gabriela miró a Sofía y la abrazó suavemente, “Mamá, lo siento, antes era una niña tonta, por favor perdóname, de ahora en adelante estaré contigo.”
“Lo importante es que volviste, eso es lo importante.” Sofía lloraba de felicidad y llevó a Gabriela hacial adentro, “Gabi, pasa, la casa es un poco humilde, no te preocupes.”
Comparada con la familia Muñoz, ¿qué era el sótano oscuro y húmedo de la familia Yllescas? No era ni siquiera comparable con un tugurio.
La sala debia tener unos diez metros cuadrados, el papel tapiz blanco ya estaba amarillento por la edad,
y el suelo de cemento estaba agrietado por la falta de un piso adecuado, mostrando fisuras delgadas y
cierta humedad.
En un lado habia una mesa con tres patas, sostenida por un palo viejo en lugar de la cuarta pata.
En un viejo y desgastado estante de televisión, se encontraba una televisión en blanco y negro.
Gabriela no podía creer que en esta era moderna todavía se pudieran encontrar tales antigüedades.
Sin embrago, a pesar de que la sala estaba deteriorada, estaba limpia y no se percibia malos olores.
Esto mostraba que Sofia era una persona limpia.
“Ga, Gabi, toma agua.” En ese momento, Sofia le alcanzó un vaso de agua.
“Gracias, mama.” Gabriela tomó el vaso con ambas manos y bebió un sorbo
Mientras miraba a Gabriela beber, Sofía se sorprendió al ver que los ojos de Gabriela eran idénticos a los
suyos.
Gabriela realmente habia cambiado.
Ya no era la misma de antes.
Hace unos días, cuando Gabriela había venido aqui, Sofia le había ofrecido un vaso de agua igual que
hoy.
¿Y cuál había sido la reacción de Gabriela?
Se tapó la nariz y dijo con desdén: “¡Yo uso Evian hasta para lavarme la cara, y tú me ofreces esta agua! ¿Quieres envenenarme?”
En ese momento, Sofía ni siquiera sabia qué significaba Evian.
nese
Más tarde se enteró de que era una marca de agua mineral muy cara.
Pero hoy, no habia ni rastro de desprecio en los ojos de su hija.
hora de cenar,
Sin embargo, ella aún se sentia un poco incómoda frente a su hija, “Gabi, pronto será h ¿qué te apetece? Yo cocinaré para ti.”
Gabriela dejó su vaso y se puso a pensar en serio, “Mamá, ¿tenemos baño en casa? me gustaria darme una duch Visit: 𝘙𝘦𝘢𝘥𝘨𝘰𝘰𝘥𝘧𝘪𝘤𝘵𝘪𝘰𝘯.𝘤𝘰𝘮 for more stories
primero.”
Con el rostro cargado de maquillaje y todavia oliendo a alcohol, lo único que Gabriela quería en ese momento era darse una buena ducha y sentirse como una persona normal.